Ante los últimos acontecimientos en que está inmerso el sector de las cajas y particularmente las andaluzas, y desde la legitimidad que me da el hecho de que hace 17 años y tras salir de otra crisis del sector financiero (menos grave) que provocó varias fusiones, entre otras, la de La General con la Caja Provincial de Granada y en mi condición por aquel entonces de presidente de La General, propuse un modelo de estructura financiera para las cajas de ahorro andaluzas capaz de superar los localismos imperantes. Se basaba en la cooperación y la coordinación desde una estructura común, en aras de ganar en eficiencia con la premisa del mantenimiento de la personalidad jurídica de cada caja y evitando, cuando no fuese justificable, el solapamiento de redes. Esta propuesta era muy parecida a la que hoy, eufemísticamente, se la llama fusión fría y que todo el mundo aplaude, pero con la diferencia de que se hacia en Andalucía y entre cajas andaluzas.
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Desde estas líneas, deseo manifestar mi incredulidad por lo que está ocurriendo pues, en menos de 15 días, la decisión de dos cajas andaluzas, Cajasur y CajaGranada, están dando al traste con la posibilidad de que Andalucía pueda disponer de un instrumento financiero con el músculo suficiente para que en la coyuntura que se avecina pudiera trabajar de forma comprometida, en pro de un nuevo modelo de desarrollo económico para Andalucía, capaz de superar las disfunciones estructurales del actual modelo, que ha supuesto que en la crisis que nos azota, en Andalucía, el desempleo esté próximo al 30% de la población activa.
Se escapan a una comprensión lógica las razones que han llevado a los responsables de Cajasur a adoptar la decisión de romper un proceso de fusión pactado varios meses antes. Parece como si en Córdoba una mano negra moviera voluntades para hacer fracasar la posibilidad de que exista una gran caja andaluza, pues de todos es sabido que en el año 1993 otra fusión, acordada entre Unicaja y la Caja Provincial de Córdoba, fue abortada después de puesta en marcha. En aquella ocasión, las apetencias de los directivos de la Caja Provincial, las querellas políticas dentro de PSOE entre guerristas y renovadores, la complacencia de otras fuerzas políticas ante el desgaste del PSOE y el trabajo soterrado de la otra caja de Córdoba, procuraron la entrega a esta última de la Caja Provincial, dando lugar al nacimiento de una Cajasur saneada, para que pudiera seguir haciendo una gestión clientelar y paternalista, sostenible solo en época de vacas gordas y que se ha manifestado profesionalmente nefasta cuando ha llegado la crisis pues, como es público, se encuentra en quiebra técnica y deberá ser saneada con fondos públicos y vendida al mejor postor.
El caso de CajaGranada se entiende menos aún si nos atenemos a las declaraciones que hasta hace poco pregonaban sus responsables y que nos contaban aquello de una caja saneada, modélica en su gestión y que no necesitaba a nadie para seguir existiendo. ¿Qué ha sucedido en tan poco tiempo para tener que hacer una alianza a la carrera, con cajas de fuera de Andalucía? ¿Aunque se mantengan inicialmente las señas de identidad de cada entidad, qué pasará si como consecuencia de que aparezcan problemas nuevos en el futuro y la citada alianza no los pueda resolver con tal estructura y hay que fusionarse en caliente? ¿Se podrá desvincular CajaGranada de la alianza? Lo realmente cierto es que se saneará la entidad para después entregarla al mejor postor, como ha sucedido con empresas señeras fáciles de recordar, Cervezas Alhambra y Puleva, saneadas con ayudas públicas y vendidas a capital foráneo.
Algunas afirmaciones de los aduladores de oficio, sobre la importancia que supone esta alianza para CajaGranada, pretendiendo hacer creer que con ella la caja granadina será la primera entidad financiera de Andalucía, son cuando menos ridículas.
Sucede que hay muchas personas en esta historia que son esclavas de sus palabras, de sus acciones y de sus silencios, y que a fuerza de hablar de un granadinismo grandilocuente y fatuo y por aquello de sostenella y no enmendalla no admitirán nunca que la crisis ha puesto al descubierto que la gestión realizada en los últimos 16 años no ha resuelto el problema estructural de que adolece históricamente CajaGranada, que no es otro que su ineficiencia (sus altos costes de estructura) y causa, esta última, de su necesidad de fusionarse (en frío). ¿Podría haber sido otra la decisión? Sin duda que sí. Hay otras soluciones dentro de Andalucía y habría que trabajar por ellas.
Con la decisión adoptada, Granada puede que inicialmente no pierda, pero sí que perjudica seriamente su compromiso con el futuro económico de Andalucía. Su peso en la nueva estructura es solo del 19,5%.
Alguien ha dicho recientemente, de manera sencilla pero gráfica, "...con esta decisión, Andalucía pierde una caja y Madrid gana un banco".
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José Olea Varón es ex presidente de La General
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